RETORNO A CLASES 2022: El desafío pedagógico



RETORNO A CLASES 2022: El desafío pedagógico
HAY QUE AVANZAR CON SEGURIDAD Y EFICACIA, NO CON VELOCIDAD, PORQUE EL TERRENO ES CLAROSCURO E IRREGULAR Y PORQUE NO TENEMOS PILOTOS DIESTROS EN MOVERSE EN ESAS CONDICIONES: ¿Qué deberían aprender los estudiantes cuando reabran las escuelas en marzo y cómo se les va a enseñar? La respuesta a esta pregunta no goza de los reflectores del debate público pese a ser de enorme trascendencia, pero no es fácil de responder. En las preocupaciones del ciudadano promedio relativas al retorno a clases, es probable que este tema no ocupe un lugar principal pues asume que los profesores tendrán que enseñar lo que corresponda y que ellos sabrán cómo. En todo caso, lo que sí podría interesarles es que lo hagan a paso ligero para «nivelarlos» y «recuperar el tiempo perdido».

La situación que se producirá en marzo la conocemos y es como sigue: llegarán niñas, niños y adolescentes con necesidades de aprendizaje sumamente disparejas a causa de estos dos años de encierro; algunos de ellos asistirán los cinco días de la semana, otros solo algunos o ninguno. Los motivos pueden ser diversos, incluido el limitado aforo del aula. Una parte del grupo puede que tenga conexión a internet en casa y dispositivos electrónicos disponibles, otra parte quizás tenga un servicio pésimo de internet o acceso solo a radio y televisión. Habrá quienes lleguen entusiasmados por el retorno y habrá también quienes lleguen con cierto temor o en estado de duelo a causa del virus. En ese escenario, los docentes tienen cinco responsabilidades:

• Deben diagnosticar las necesidades de aprendizaje de sus estudiantes, para tener un mapa bastante claro de las fortalezas y debilidades con las que empiezan el año.

• Deben dimensionar la escala del impacto en su ánimo y su salud emocional del estrés, el aislamiento, el temor, el dolor de alguna pérdida o la violencia y los conflictos familiares.

• Deben planificar estrategias y oportunidades de aprendizaje diferenciadas, de acuerdo con las diversas necesidades identificadas en el diagnóstico de entrada.

• Deben prever las tareas que enviarán a quienes no recibirán clases presenciales y a quienes puedan recibirlas solo algunos días de la semana, considerando el factor conectividad.

• Deben monitorear, evaluar y retroalimentar de manera diferenciada el progreso de todos sus estudiantes en similares aprendizajes, debido a los distintos niveles con los que llegan.

¿Pueden los docentes hacer todo esto?

Antes de responder esta pregunta debemos recordar cinco datos muy importantes. En primer lugar, debido al peso colosal de la tradición pedagógica, cuya vigencia es ostensible y tenaz, los docentes están habituados a hacer una sola clase para todos sus estudiantes, independientemente del nivel de heterogeneidad que exista en su aula. Atender a grupos con distintas aptitudes en áreas distintas supone habilidades que, salvo excepciones, no forman parte de su equipaje profesional.







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