El ministro francés de Educación, Jean-Michel Blanquer, rema contracorriente para que las escuelas no cierren a pesar de ómicron. En declaraciones a EFE, asegura que mantendrá los autotest para los alumnos ante la oposición de padres y profesores.
Seguir como uno de los países avanzados que ha logrado tener más tiempo las escuelas abiertas es un objetivo innegociable para el ministro. Aunque sea una de las naciones más castigadas por el virus, las escuelas galas han logrado estar abiertas casi el doble de tiempo que la media de los países de la OCDE.
"El primer confinamiento (primavera de 2020) nos hizo ver la importancia de que estuviesen abiertas, no solo por el proceso de aprendizaje, sino por el bienestar psicológico de los alumnos", recuerda.
Pero la llegada de ómicron, con unos 300.000 contagios al día, sobre todo entre los más jóvenes, y las consignas sanitarias confusas del Ministerio de Educación a las escuelas (tres protocolos en una semana) han puesto entre las cuerdas a Blanquer.
"En el inicio de enero este asunto se ha demorado un poco, lo que ha creado algún desorden y ha habido críticas al respecto, que hemos escuchado en el seno del Gobierno y hemos tomado nuevas medidas para simplificar la política de test", arguye.
El malestar se ha plasmado en un movimiento de protesta de los profesores, con una serie de huelgas semanales, la segunda tiene lugar hoy mismo, y con reproches de los padres, quienes temen perturbar a sus hijo por someterlos a tres autotests, en caso de que hayan tenido contacto con un infectado.
Blanquer no dará marcha atrás en su política: "Seguiremos con ella mientras siga ómicron y espero que en las próximas semanas se pueda relajar el protocolo".
La vacunación es el nuevo pilar en el que el Ministerio dice apoyarse. Entre los adolescentes de 12 a 17 años, la tasa es de "un poco más del 80 %, una de las más alta de Europa", se felicita el titular de Educación.
La inmunización entre los alumnos de 5 a 11 años también está abierta desde finales de diciembre, pero va "más lentamente".
"Es normal, porque los padres tienen que estar tranquilos, hemos iniciado una campaña para explicar por qué y cómo vacunarlos", indica, sin citar el porcentaje de inmunizados en esa franja de edad.
De todas formas, Blanquer reconoce las "grandes dificultades" de la escuela frente a la virulencia de ómicron. "Las tenemos, como todos los países afectados por ella, pero mantenemos las escuelas abiertas, tenemos entre el 95 y el 97 % de clases abiertas todos los días desde enero".
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