Este volumen corresponde a nueve de los veinte productos que formaron parte del servicio alimentario escolar durante el año pasado en la región Junín y que tiene por objetivo contribuir a mejorar la atención en clases, la asistencia escolar y los hábitos alimenticios, y todo ello con pertinencia cultural.
Por eso, se incorporaron alimentos que responden a los hábitos y patrones alimentarios regionales, como el charqui (44 toneladas), haba partida (94 toneladas), harina de plátano (91 toneladas), harina extruida de maíz (101 toneladas), hojuela de avena (91 toneladas), hojuela de avena con kiwicha (156 toneladas), hojuela de avena con quinua (271 toneladas), papa nativa (235 toneladas) y quinua entera (272 toneladas), haciendo un total de 1355 toneladas.
Cabe indicar que, en la planificación del menú escolar se consideran algunos criterios: si el escolar pertenece a inicial, primaria o secundaria, si el colegio usuario se ubica en los quintiles de mayor o menor pobreza, entre otros factores, y también es muy importante la pertinencia cultural.
Bajo el modelo de cogestión, en la región Junín los Comités de Alimentación Escolar, de manera organizada, entregaron mensual o bimensualmente -dependiendo de la ubicación geográfica- una dotación de alimentos a las madres y padres de familia para que los preparen en sus hogares y sean consumidos por los estudiantes, a manera de acompañamiento de sus clases no presenciales.
No cabe duda que una alimentación saludable significa, preparar el desayuno, almuerzo y cena, con alimentos variados, para que los escolares reciban los nutrientes como proteínas, grasas, carbohidratos, minerales y vitaminas que necesitan para estar bien alimentados y atentos en horas de clases. Si los escolares comen una variedad de alimentos básicos en forma regular, estará bien nutridos.
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