Entendiendo eso, la formación ciudadana de los estudiantes requiere también abordar la vida de las personas comunes que rodean a nuestros niños y jóvenes, para comprender a los ciudadanos en su dimensión humana. Después de todo, el común de las personas está definida por una mezcla de factores que aluden a su trayectoria de vida. Me pregunto si no tendría sentido tratar de entender a personajes cuyas trayectorias de vida, logros, fracasos, fortalezas, debilidades, anécdotas disruptivas y en ocasiones desenlaces críticos para bien o para mal están más cerca para ellos como los casos de Ricardo Gareca, Martín Vizcarra, Diego Maradona, Elmer Huerta, Donald Trump, Gringasho, Gian Marco Zignago, Pilar Mazzetti, Susan Baca, etc.
Vistos en sus trayectorias y dimensiones humanas más plenas les permitiría ver a la diversidad de personas y propósitos de vida a la par que se miran a sí mismos confrontándose con esos referentes. Podría estimular las preguntas existenciales y éticas que pueden darles más pistas para sus propias vidas que la de estudiar solamente figuras heroicas de las que se ha eliminado todo aquello que no concierne específicamente al episodio emblemático heroico.
En suma, la formación en valores, actitudes y compromisos sociales de nuestros estudiantes demanda incorporar la realidad presente a su investigación y conversación cotidiana, en lugar de concentrarse solo en eventos y personajes con valor histórico pero temporal y emocionalmente muy distantes de sus vidas.
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