MADRES ADOLESCENTES CULMINAN SUS ESTUDIOS GRACIAS A APOYO DE ASOCIACIÓN: Stefani es mamá, vive en Comas, más arriba de Tungasuca. Tiene 17 años, y hace un año, un mes y 12 días nació Kalessi. Sintió que le había fallado a su mamá, que su presente iba a ser un obstáculo para su futuro y que nada iba a ser como antes.
Pero hoy Stefani es optimista, ya no tiene miedo en proyectarse porque sabe que logrará lo que quiere. Ha descubierto que su bebé no es una piedra en el camino sino una motivación para enfrentar cada reto que se le presente.
Uno de ellos, cuenta, es terminar el colegio que abandonó antes de que viniera al mundo su pequeña guerrera, y hacerse cargo de ella vendiendo sus propias chocotejas. El brillo de su mirada quiebra la penumbra de la habitación que comparte con su hija y su joven progenitora. Tiene esperanza.
"No pensé que iba a lograr tanto siendo madre. Estoy bien en mis estudios, quiero terminar una carrera y tener mi propia pastelería. Antes era explosiva con mi mamá, tenía muchos miedos, ahora nos llevamos bien y la entiendo, entiendo cómo se preocupaba por mí", dice.
Alternativa integral
Stefani ha encontrado tranquilidad emocional a pesar de las inquietudes propias de su edad y limitaciones económicas porque está aprendiendo a confiar en ella y a reconocer sus potencialidades, cuenta Erika Matta Varas, directora de un programa social que impulsa la Asociación Cultural Johannes Gutenberg.
Es el programa Mamita que desde hace cinco años apoya a adolescentes madres que viven en Comas, Carabayllo y El Agustino con sus bebés en condiciones de alta vulnerabilidad social. A ellas les enseñan a reconocer oportunidades para continuar con su vida.
"Les mostramos alternativas de desarrollo, que su bebé sea su motor para hacer realidad sus sueños. Ellas necesitan salidas y nos adaptarnos a sus necesidades. Al comienzo no se la creen porque piensan que no pueden. Nuestra propuesta integra educación, salud y nutrición".
Matta Varas recuerda que cinco años atrás la mayoría de las mamás adolescentes que atendían no regresaban a la escuela, razón por la cual se plantearon el reto de tomar el toro por las astas y modificar algunas estrategias.
Fue así como establecieron una alianza con el Ministerio de Educación (Minedu) para que las jóvenes madres acudan a un centro de educación básica alternativa (EBAS) con espacios para sus pequeños, señaló.
Detectaron que no retornaban al colegio porque no tenían con quien dejar a sus hijos ni podían trabajar en casa con ellos. Los EBAS con los que se relaciona Mamitas tienen una sala de estimulación oportuna donde las chicas dejan a sus bebés con seguridad.
De las 301 madres que atienden, 250 se reincorporaron a sus aulas. Lo lograron porque las facilitadoras del programa, además, las visitan en sus casas. De esta manera, el acompañamiento permanente las motiva mucho, refiere Matta Varas.
50 años de labor educativa y social
Este año la Asociación Cultural Johannes Gutemberg cumple cinco décadas de trabajo dedicados a atender la educación de los más pobres de Comas, Carabayllo y recientemente El Agustino, informó el director ejecutivo, Saúl Calderón.
"La institución tiene tres ejes de intervención: educación, programas sociales y espiritualidad, que sirven para transformar la vida de las familias más pobres, pues les abre un abanico de oportunidades para salir de la situación de vulnerabilidad social y exclusión en la que viven".
Embarazo adolescente en Perú
Según la ENDES - 2018, en el Perú la fecundidad adolescente disminuyó dos puntos porcentuales en los últimos cinco años. De 14.6% a 12.6%. Sin embargo, a pesar de este promedio, la mayor cantidad de casos se concentra en los departamentos de la selva.
Así, por ejemplo, Loreto (32.0%), San Martín (23.0%), Amazonas (21.2%) y Ucayali (20.2%) son los que superan el promedio nacional. Además, presentan mayor riesgo de embarazo adolescente en situación de pobreza las zonas rurales (22.7%) y sin educación (41.7%).
En cambio, en 11 departamentos como Ica, Ancash, Pasco, Lima Metropolitana, Lambayeque, Puno, Callao, Cusco, Tacna, Moquegua y Arequipa están por debajo del promedio nacional.
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