Es probable que estos hijos luego repitan lo aprendido, advierte experto: Con el título "¿Dónde están los papás?", el psicoterapeuta y profesor universitario Manuel Arboccó advierte sobre las secuelas de la ausencia de los padres de familia en la vida de los hijos y explica qué refleja esa situación en la sociedad de nuestros tiempos.
¿Dónde están los papás?
Viernes, 18:00 horas, en algún lugar de Lima. Reunión de padres de familia en el colegio X. Un centro educativo privado donde los papás pagan buen dinero por una educación de calidad para sus hijos.
Sin embargo, en esa reunión no están presentes todos los progenitores como era de esperar. Algunos están trabajando, otros se hallan ocupados en sus negocios y empresas, ciertas mamás acuden al gimnasio o la peluquería, y a muchos simplemente no les interesa asistir a esas reuniones, pues "se aburren" y prefieren hacer "algo más entretenido", total, al final "mi hijo no tiene remedio".
Las que sí asisten son las nanas. Así como lo lee: ya hay centros educativos donde son las nanas y empleadas del hogar las que reemplazan a los progenitores en las reuniones de padres de familia.
Profesoras amigas nos refirieron su sorpresa y frustración iniciales ante la participación de las nanas en las reuniones, pero frente a la "invisibilidad" de los padres terminaron por aceptar de buen agrado su presencia en esas fechas: "Por lo menos hay alguien que se interesa".
¿Qué refleja eso? Indiferencia, falta de compromiso, desapego, desinterés olímpico en los hijos. Una paternidad poco involucrada y distante, propia de la era actual, la era del "sin compromiso". Una paternidad postiza y neurótica.
Es probable que estos hijos luego repitan lo aprendido, les cueste involucrarse con su prole y acompañarlos en el siempre difícil tiempo de la niñez y la adolescencia. Los chicos no son tontos y se percatan de eso: "Mamá no está para mí", "a papá no le intereso". Duro golpe a la frágil estructura de la personalidad de quienes ven en el desapego una forma de sobrevivir.
Luego, nos quejaremos de una sociedad llena de adultos fríos, poco empáticos, recelosos, amargados y violentos que pueblan nuestras ciudades.
Colofón: no es una obligación tener hijos. Ninguna persona está obligada a ser padre o madre; pero si ya lo eres o decides serlo cumple con tu obligación y encárgate de tus hijos.
No le exijas al gobierno de turno que eduque a tu hijo, no esperes que el colegio haga lo que te compete. No seas irresponsable o fresco. Saca adelante a tu hijo, es lo que te corresponde. Encárgate de él y dale apoyo. No repitas con él o ella los errores de tus padres. No es justo, ni para ti ni para ellos.
De esa manera lograrás trascender y dejar algo bueno a la sociedad: a un hombre o una mujer que siga el camino del amor y del bien. Eso ya es bastante más que tu pequeña y patética vida.
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