K-POP: lo malo y lo feo de la nueva onda asiática



K-POP: lo malo y lo feo de la nueva onda asiática

El pop surcoreano, conocido como K-Pop, sigue cosechando fans en el mundo. Sin embargo, no todo es color de rosa para la Hallyu Wave: En un reportaje de Al Jazeera se expone el lado poco conocido del K-Pop. Con artistas atractivos y música pegajosa, el K-Pop se ha convertido, incluso en una fuente de ingresos por turismo y genera unos 10 millones de dólares, demostrando la importancia de la industria del entretenimiento en la economía coreana.

No obstante, los apretados horarios, severos entrenamientos, y contratos llamados "esclavistas" (DBSK, KARA, etc.) siempre han estado ligados a la industria del entretenimiento surcoreano. Incluso, las denuncias sobre corrupción y prostitución son parte del lado oscuro del K-Pop.

En anteriores reportajes, organizaciones de derechos humanos dan cuenta que el 60% de las actrices en Corea del Sur confesó que fueron presionadas por tener sexo para avanzar en sus carreras, siendo el hecho más escandaloso el suicidio de la actriz de Boys Over Flowers Jang Ja Yeon.

Entre las críticas al K-Pop - en el informe de Al Jazeera - dentro de la propia Corea destacan aquellos que señalan que se están perdiendo las tradiciones musicales propias del país asiático. Además, se destaca el hecho que los "indies", los no relacionados con las grandes agencias de entretenimiento, tienen más dificultades para hacerse de un camino en el siempre difícil mundo del "showbiz".

Asimismo, pese al éxito de la "Hallyu Wave" también se cuestiona la capacidad que pueda tener el K-Pop de imponerse en el mercado musical más importante del mundo, el de Estados Unidos, debido a "la falta de originalidad" de sus artistas. Además, se pone énfasis en la necesidad de contar con su propio "Elvis Presley" que lidere la ola para seguir avanzando.

El lado oscuro del K-pop

Una prestigiosa cadena británica analizó el fenómeno de la música coreana.

Eventos como la exitosa presentación en Francia del colectivo SM Town demuestran que el pop coreano se encuentra en su mejor momento. Sin embargo, la reconocida cadena BBC investigó lo que hay detrás del glamour que exudan sus estrellas.

"Para generar gritos de locura y admiración, basta con tomar un grupo de jóvenes atractivas, darles un curso de canto, enseñarles una rutina sexy y poner sobre la mesa casi un millón de dólares", reza el inicio del reportaje sobre el auge del pop coreano.

¿Quién paga el precio del K-pop?

El caso del grupo Rainbow (Arcoiris) es elocuente, a pesar de practicar bastantes horas durante años, reciben pagos irrisibles. Otro problema es que los precios de las canciones no los determinan los artistas ni los representantes, sino los cárteles de la música coreana. ¿Cómo se puede dividir una fracción de dólares en partes diminutas?

La tarea de los abogados es ahora fundamental, ya que la primera ola de artistas fue amarrada a condiciones injustas y jornadas esclavizantes cuando firmaron sus primeros contratos.

Sexo y explotación remecen industria del entretenimiento surcoreano Antes de suicidarse la actriz Jang Ja Yeon escribió una nota en donde contó el abuso sexual al que fue sometida. A casi dos años de su muerte, los 'contratos esclavistas' se mantienen para los artistas. La industria del entretenimiento surcoreano está en pleno auge. La ola Hallyu se abre paso en occidente a través de grupos musicales como Super Junior y kdramas como Boys Over Flowers o Goong (Educando a la Princesa). Sin embargo, el mundo del entretenimiento coreano enfrenta serias denuncias sobre explotación laboral y sexual de los "idols". En el 2009, la actriz Jang Ja Yeon de 27 años, se suicidó. Dejó una carta de siete páginas en donde describió cómo su manager la forzó a tener relaciones sexuales con directores, ejecutivos y CEOs. Si bien la muerte de Jang, conocida por su rol en Boys Over Flowers, conmocionó a la sociedad surcoreana, no se trata del primer suicidio. Desde 1990, media docena de estrellas han cometido suicidio por el estrés que significa ser una estrella en Corea, reporta Fox59. Tras la muerte de Jang, se realizó una investigación gubernamental sobre los "contratos esclavistas" en donde futuros artistas, sobre todo mujeres, son víctimas de contratos exclusivos de agencias que no solo las hacen trabajar largas horas con un bajo sueldo, sino que las someten a cirugías plásticas sin que lo deseen, e incluso se llega a la prostitución. A dos años de la muerte de Jang, los críticos denuncian que poco ha cambiado el submundo del entretenimiento coreano. Dos de sus agentes fueron sentenciados a 12 meses prisión. No obstante, los ejecutivos mencionados en la nota de suicidio de la actriz nunca fueron acusados ni sentenciados. Hasta ahora, cientos de jóvenes se someten a explotación, que incluye abuso sexual, a fin de obtener el éxito. Un grupo de derechos humanos encontró que el 60% de las actrices en Corea del Sur confesó que fueron presionadas a tener sexo para avanzar en sus carreras. En una entrevista con 111 profesionales y 240 aspirantes, una de cada cinco reveló que fueron forzadas por sus agentes a dar favores sexuales. Casi la mitad denunció que fueron obligadas a beber con figuras influyentes, y un tercio experimentó acoso sexual. Nuevos casos han surgido desde la muerte de Jang. La justicia surcoreana cada vez encuentra más contratos ilegales. Actualmente uno de los casos más sonados por "contratos esclavistas" involucra a uno de los fenómenos musicales más importantes de la Hallyu Wave. Se trata de Dong Bang Shin Ki (DBSK), conocido también como Tohoshinki (TVXQ). Tres de sus integrantes se separaron de la agencia SM Entertainment aduciendo "contratos esclavistas". Además, un ex tutor de las chicas de Wonder Girls denunció que sus integrantes fueron maltratadas durante su gira en los Estados Unidos y que incluso se les negó atención medica. El último caso que ha remecido las redes sociales es la separación de KARA, quinteto musical que en pleno apogeo se preparaba para conquistar Japón, uno de los mercados más importantes en Asia. Algunas de sus integrantes presentaron su renuncia por "daño psicológico". Pese a las denuncias en contra de agencias, la ola hallyu continúa su expansión en el mundo. Los grupos musicales como SNSD o Big Bang se abren paso y suman nuevos fans en el mundo.

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