Un sismo de 8.2 grados en la escala de Richter sacudió el estado de Tabasco. Este evento telúrico, de una magnitud sin precedentes en la región, dejó una marca imborrable en la memoria de quienes lo experimentaron.
El temblor causó una amplia destrucción en varias localidades de Tabasco, incluyendo edificios colapsados, carreteras dañadas y cortes en los servicios básicos. A pesar de la magnitud del sismo, la respuesta de la población y las autoridades locales fue ejemplar, lo que ayudó a reducir el número de víctimas y a acelerar la recuperación de la región.
Hoy, México conmemora el sexto aniversario de este catastrófico evento sísmico que recordó la importancia de la preparación ante desastres naturales. Las lecciones aprendidas en ese momento siguen siendo valiosas para fortalecer la resiliencia de las comunidades frente a futuros desafíos. El recuerdo de este sismo nos recuerda la importancia de la solidaridad y la preparación ante la incertidumbre de la actividad sísmica en la región.
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