"Claro que hay manera de preparar a los menores para lo que se viene. Hay dos aspectos importantes a considerar en este proceso. El primero es ofrecerles información clara y correcta y lo segundo es cuidar su entorno", manifestó Daniel Yépez, coordinador nacional de educación para World Vision Perú.
En entrevista con el programa Saludable Mente de Andina canal on line señaló que, si bien todo es incierto, hay una alta probabilidad de que los niños no regresen de manera pronta a la escuela y es bueno que ellos lo sepan, para que no se hagan ilusiones de a ver a sus compañeros o maestros.
Cuidar el entorno es fundamental también porque el hogar se convertirá nuevamente en "su escuela", un espacio con muchas vivencias, comenzando por las relaciones afectivas de la familia, que pueden impactar en su desempeño académico.
Wold Vision realizó un estudio para conocer el impacto de la pandemia, en el que participaron 23,000 menores de toda la región (3 a 17 años), donde se descubrió que lo más terrible para ellos fue no contar con el apoyo de sus cuidadores en las tareas escolares y la poca paciencia que mostraron el año anterior, generándoles mucho estrés y sufrimiento socioemocional.
El mismo estudio reveló aquello que más le había gustado de la pandemia, destacándose el haber podido disfrutar de una vida en familia, el sentirse escuchados, cuidados, amados y protegidos por sus padres, y que se les permitiera ser parte de decisiones en la casa.
Para el experto, estos hallazgos reafirman el impacto de los vínculos en el entorno de los menores para sobrellevar mejor la etapa que afrontamos como país.
Menos celular, más juego
"En este contexto es fundamental que los padres no solo les den el celular a sus hijos para que tomen contacto con el docente, es importante que les presten atención, los acompañen en las tareas. Que los niños se vinculen más con el papá y no solo con la mamá", detalló Daniel Yépez.
Con o sin colegio, añadió, los menores deben tener un tiempo y espacio para el juego como parte de su vida diaria.
"Jugar implica creatividad, movimiento del cuerpo, actividad física, participación social con otros miembros de la familia. No se trata de comprar juguetes porque podemos incluso jugar a la cocina, donde los menores son los que lideran la acción y los adultos ayudan. Lo podemos convertir en un momento lúdico, de mucho aprendizaje".
Puso otros ejemplos, como jugar a tejer, dedicar tiempo a cuidar las plantitas que tenemos en casa, ordenar la ropa, entre otros. El objetivo es pasar tiempo con los hijos y que prevalezca la paciencia.
"Si vamos a acompañar los aprendizajes de nuestros hijos como si se tratara de un policía, para ver si hizo o no hizo la tarea, si la hizo bien o mal y, en base a eso, le gritamos, ese acompañamiento lo único que generará será estrés en el adulto, además de frustración y malestar en los menores".
Pidió a los padres desarrollar un acompañamiento "desde la empatía, la dignidad, reconocer que nuestros hijos también tienen emociones, experiencias que necesitan expresarse y que debemos escuchar con atención".
"Hay que acompañar desde el amor y la ternura, que no se refiere a nada romántico ni irreal. Hace alusión al diálogo y no a la confrontación para castigar cosas que nos disgustan de los hijos, busca ayudar a los hijos, y no vengarnos de ellos".
Ritos de esperanza
Una vez que tenemos información clara y un entorno agradable, aconsejó a los padres iniciar los ritos que preparen a los menores para el nuevo año escolar, diferente, pero igual de interesante.
"El primer rito cuando hay un nuevo año escolar es preparar los útiles. Entonces, hay que preparar los cuadernitos, los lápices de colores, preparar nuestros paquetes de estudio. Ese prepararse va a ayudar a que los niños se predispongan para iniciar con entusiasmo, pero sobre todo con esperanza, que es algo que se debe cultivar en este momento".
A lo largo del año, comentó, es fundamental trabajar en dos habilidades socioemocionales para sobrellevar mejor la pandemia: poder reconocer nuestras emociones y aprender a regularlas, para no dañar a nuestros seres queridos.
"Una manera de reconocerlas es validarlas. No tenemos que sentir vergüenza por las diferentes emociones que sentimos. Si nos llenamos de cólera, hay que aceptarlo. Si tenemos vergüenza, miedo, ansiedad hay que aceparlo, no negarlo".
¿Y cómo regulamos nuestras emociones? Pues, diciéndolas, comunicándolas, siendo sinceros con los hijos, diciendo "estoy muy molesto" o lo que sentimos.
"Al decirlo, ya no exploto con mi hijo o hija con golpes o gritos. Le hago saber que en ese momento es mejor que no me siga insistiendo porque mi molestia puede seguir incrementándose".
El psicólogo explicó que, de ese modo, se les enseña a no guardar sus emociones, sino hacerlas conscientes, expresarlas. "Y eso incluye llorar, que es una forma de canalizar y regular las emociones".
"Si nos manejamos así con nuestros hijos, abrimos una ventana para que sean empáticos y ofrezcan algo que se llama consuelo. En el consuelo hay un valor muy grande y profundo que debe existir entre papá, mamá e hijos. Nos acerca mucho más, nos genera una relación de confianza muy cercana. Una relación que no se va a romper fácilmente, en el presente ni en el futuro. Y eso es fundamental en esta época crisis que estamos viviendo".
A los padres cuyos hijos terminan este año su formación escolar, les sugirió acompañarlos en la definición de su "proyecto de vida".
"En este momento, el diálogo es la principal herramienta que vamos a tener para apoyar a nuestros hijos y, desde este dialogo, que ellos vayan encontrando las respuestas a los conflictos y frustraciones que tienen, como el hecho de que no podrán tener el viaje de promoción o la gran fiesta de fin de año".
Refirió que si los jóvenes tienen su proyecto de vida van a seguir caminando y harán todos los esfuerzos por lograrlo.
"La recomendación es que usemos espacios como el almuerzo, encuentros de la familia y juegos, para empezar a dialogar sobre el presente y futuro de ellos, y sobre todo desde nuestras posibilidades para que no se queden con la frustración y encuentren formas creativas de seguir caminando a través de las dificultades".
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