Hoy tenemos profesores más tecnológicos, los padres de familia entienden mejor la labor de los maestros, los alumnos han desarrollado habilidades no cognitivas que no se trabajan en muchos colegios y, sobre todo, hemos hecho más visibles las grandes inequidades del sistema educativo.
Pero, así como todos nosotros hemos aprendido algo, esperamos que nuestras autoridades también lo hayan hecho. Es de suponer que en base a lo aprendido podamos desarrollar un plan para cerrar las brechas y atender a esa población vulnerable que no tiene más caminos para salir adelante que la educación a la que pueden acceder.
Este 2021 tiene que ser un año de recuperación: de los aprendizajes que no alcanzamos en el 2020 y de la confianza en nuestras escuelas, institutos y universidades como centros de formación y conocimiento.
También tenemos que trabajar incansablemente para cerrar las brechas, sobre todo en las escuelas rurales, mejorar sustancialmente la infraestructura en educación básica y la de nuestros institutos tecnológicos públicos, e intensificar la capacitación de nuestros docentes.
Además, es crucial que mejoremos nuestra capacidad de gestión para consumir todo el presupuesto del sector educación: según cifras del Ministerio de Economía, en los últimos 5 años solo se pudo gastar, en promedio, el 89,3% del presupuesto, lo que significa que el sector ha devuelto unos quince mil millones de soles. Esto no puede seguir repitiéndose.
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