Allí sostiene que ya fue suficiente con el currículo tradicional que encumbra a las matemáticas y que es hora de darle el mayor peso al arte (danza, música), la escritura creativa, y las ciencias de la computación, las que dicho sea de paso, suelen ser áreas favoritas de los alumnos de estos tiempos que integran lo artístico con lo digital. (Yo agregaría también el diseño).
Además, son impulsoras de la creatividad y colaboración, lo que permite integrar comunidades que son capaces de cambiar la escuela.
Menciona también el valor de aprender idiomas como facilitador del aprendizaje de ciencias de la computación. Cita investigaciones que muestran que tener habilidades lingüísticas aumenta 8 veces la probabilidad de tener éxito en ciencias de la computación que tener habilidades en las matemáticas (contra intuitivo), por lo que usualmente los alumnos multilingües tienen ventaja sobre los monolingües.
Partovi aboga por enseñar ciencias de la computación (incluyendo codificación) en los colegios porque los ayuda a ser mejores, preparar a los alumnos para la vida, para lo cual deben saber cómo funciona Internet, cómo diseñar apps, web, etc. que son cosas que están cambiando la sociedad, la industria y la democracia. Beneficia a los estudiantes porque cultivan habilidades para resolver problemas y habilidades de ejecución funcionales. Hace que la escuela sea más interesante y retadora, compromete más a los alumnos, y les permite cultivar su colaboración y creatividad, los cuales emergen de las cosas que son capaces de construir o diseñar -imágenes, juegos, apps-, para lo cual ponen en juego todos los aprendizajes de otras disciplinas.
También los prepara para cualquier carrera que quieran estudiar en el futuro e incluso predice que se desempeñarán mejor que sus pares en la educación superior, y que en el mundo laboral tendrán mejores sueldos. Pero más relevante aún, los prepara para ser ciudadanos globales, capaces de contribuir a resolver los grandes problemas del mundo.
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