Reabriendo las escuelas: ¿cuándo, dónde y cómo? www.unesco.org



Reabriendo las escuelas: ¿cuándo, dónde y cómo? www.unesco.org

Han pasado alrededor de dos meses desde que las escuelas cerraron en más de 190 países, afectando a 1.57 mil millones de niños y jóvenes -90% de la población escolar del mundo. Los cierres se dieron en una rápida sucesión como una medida para contener el virus Covid-19. Con la misma rapidez, los gobiernos implementaron medidas para que el aprendizaje continuara a través de plataformas, televisión y radio, en lo que ha sido el experimento de mayor trascendencia en la historia de la educación. Pero cuando se trata de reabrir las escuelas, el ritmo es mucho más incierto. Según información de la UNESCO, hay 100 países que todavía no han anunciado la fecha de reapertura, 65 tienen planes para una reapertura parcial o total, mientras que 32 terminarán el año escolar en línea. Sin embargo, para 890 millones de estudiantes, el calendario escolar nunca ha sido tan indefinido.

Cuándo y cómo reabrir las escuelas es una de las decisiones más difíciles y delicadas en las agendas políticas de hoy. ¿Es seguro reabrir las escuelas o existe el riesgo del rebrote de infecciones? ¿Cuáles son las consecuencias para la salud mental de los niños y el desarrollo social de los más pequeños? ¿Los estudiantes que participan ahora en el aprendizaje a distancia realmente están aprendiendo? Y cuando llegue el momento, ¿cómo podrán garantizar las escuelas el regreso de los estudiantes y ayudar a quienes se han quedado atrás durante el cierre de escuelas?

La decisión es compleja porque la pandemia continúa evolucionando, y no de manera lineal. No existe suficiente evidencia sobre los riesgos de transmisión. En todas partes, el confinamiento será levantado de manera gradual, con muchos interrogantes sobre cómo se manejará el proceso, en gran medida porque hay muchas características del virus que sencillamente desconocemos. Sin embargo, incluso bajo la incertidumbre actual, los gobiernos pueden prever y prepararse para reabrir las escuelas exitosamente, estableciendo las salvaguardas necesarias.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, solicitó recientemente a los gobiernos y donantes priorizar la educación de todos los niños, incluidos los más marginados. La Coalición Mundial para la Educación fue establecida para apoyar a los gobiernos a fortalecer la educación a distancia y posibilitar la reapertura de las escuelas.

Como cabe esperar, mientras más larga sea la interrupción de las escuelas, mayor será la pérdida de aprendizajes. De ahí que mientras más pronto puedan reabrir, menor será el riesgo de daños al trayecto del aprendizaje y al bienestar de millones de niños a largo plazo. Nos preocupa que un cierre de escuelas prolongado aumente las desigualdades, agrave la crisis del aprendizaje y exponga a los niños más vulnerables a sufrir mayores riesgos y explotación. Sabemos, a partir de otras crisis, que mientras más tiempo permanezcan los niños marginados fuera de la escuela, menores serán las probabilidades de que vuelvan. Después de la crisis del Ébola en África Occidental, fuimos testigos del aumento de las tasas de explotación sexual y embarazos adolescentes, lo que demuestra que las niñas están particularmente en riesgo durante el cierre de escuelas.

Las escuelas no solo son espacios para aprender. Ofrecen también protección social, nutrición, salud y soporte emocional que son un elemento de seguridad para la vida de los más desfavorecidos, y esto es válido en todos los países, desde los de ingresos bajos hasta los altos. El Programa Mundial de Alimentos calcula que 370 millones de niños no están recibiendo comidas escolares como resultado del cierre de escuelas. Considerando que la mitad de los estudiantes de todo el mundo no tiene acceso a una computadora en el hogar, las probabilidades de una pérdida de aprendizajes durante este periodo es prácticamente inevitable. La magnitud de esta pérdida dependerá de la efectividad de los canales alternativos que están siendo ampliamente usados. Pero, en todo caso, nunca podrán ser una compensación plena. A esto se suma el aislamiento social de amigos y maestros, ansiedad, desplazamiento y posibles muertes de seres queridos en los peores casos, y el daño psicológico del cierre de escuelas aumenta día a día.

Esta no es solo una simple cuestión de sopesar riesgos y beneficios. La prioridad absoluta es salvaguardar las vidas y el bienestar de las comunidades, incluidos los niños y el personal docente. Incluso si no se pueden anunciar fechas exactas todavía, la planificación de la reapertura de escuelas empieza ahora.

Las consultas y la comunicación con padres, maestros, estudiantes y comunidades en general son necesarias para comprender los problemas y abordarlos. Esto garantiza la confianza y el respaldo para la reapertura de escuelas, que es un prerrequisito para informar sobre las medidas de políticas, de financiamiento y operativas. El mensaje clave es que estas decisiones son específicas según cada contexto, y dependen de la capacidad de las escuelas para mitigar los riesgos de transmisión de infección y promover conductas saludables. Las condiciones fundamentales para la evaluación incluyen el acceso a jabón y agua limpia para el lavado de manos, así como protocolos de distanciamiento social. La seguridad también puede implicar reducir el número de estudiantes en el lugar, a través de jornadas dobles, priorizando los primeros grados o grupos determinados, o continuar con un enfoque de aprendizaje combinado.

Después de la seguridad, el enfoque debe centrarse en el proceso de recuperación del aprendizaje -desde la evaluación de los resultados de aprendizaje durante el cierre de escuelas, garantizando el bienestar socioemocional de los niños y tomando medidas para abordar las desigualdades a través de enfoques correctivos. El apoyo a los maestros y a su desarrollo profesional será fundamental para tener éxito.

La reapertura de escuelas durante esta crisis mundial no significa una vuelta a la normalidad. No solo tenemos que hacer las cosas de manera distinta, sino mejor. Así como los estudiantes más marginados eran los que mayor riesgo presentaban de quedarse a la zaga por las modalidades de la educación a distancia, en adelante deben ser la prioridad de cualquier estrategia para la vuelta a la escuela. Las escuelas deberán ser proactivas para volver a traerlos y ofrecerles apoyo. Esto puede implicar enfoques de aprendizaje flexibles, prácticas para ampliar el acceso a niños que ya se encontraban fuera de la escuela, niños migrantes y desplazados, minorías y otros grupos excluidos. Será necesario tomar en cuenta el desafío particular de las niñas y madres jóvenes, que podrían enfrentar estigmatización y leyes discriminatorias de regreso a la escuela, que les impidan el acceso a la educación. El riesgo de algunos estudiantes -en particular los que están en edad de asistir a la secundaria y que se han desvinculado de la escuela durante un tiempo largo- de no volver nunca es muy alto. Este riesgo tiene que reducirse a través de políticas públicas activas como campañas de comunicación específicas para los grupos de mayor riesgo, vincularse con familias y comunidades, o proporcionando becas.

Como se planteó en un informe del Banco Mundial sobre el impacto de la pandemia en la educación y respuestas de políticas, debemos capitalizar las innovaciones y aprovechar las lecciones importantes sobre el uso de la tecnología a esta escala sin precedentes para movernos hacia una nueva normalidad. Esto puede constituir un punto de quiebre para usar nuevas pedagogías para abordar la crisis de aprendizaje y ofrecer modelos de educación más inclusivos y creativos. Este es el momento de reconstruir de nuevo mejor, de lograr que los sistemas educativos sean más inclusivos y estén mejor preparados para afrontar y superar posibles crisis en el futuro, incluidas las relacionadas con el cambio climático. Y, más que nunca, esta es una época para proteger la educación -y los presupuestos de educación- de las repercusiones socioeconómicas de la pandemia.

Dado que compartimos el mismo deseo de que las escuelas reabran de manera oportuna y segura, y para salvaguardar el derecho a la educación de todos los niños, UNICEF, UNESCO, el Programa Mundial de Alimentos y el Banco Mundial han aunado esfuerzos para proponer directrices que ofrezcan consejos prácticos para las autoridades a nivel nacional y local sobre cómo mantener la seguridad de los niños cuando vuelvan a la escuela. El Marco para la reapertura de escuelas ha sido diseñado como una herramienta flexible para los responsables de formular políticas y planificadores, resaltando todos los factores que harán que esta experiencia sea exitosa para los estudiantes, maestros, directores, padres y la comunidad en general.

El objetivo principal es lograr el mayor beneficio para el niño. Buscamos reabrir escuelas mejores, más saludables y más seguras. Y esta es una oportunidad para construir sistemas educativos que sean más inclusivos, y apoyar a TODOS los niños para que aprendan y para que sean más resilientes en crisis futuras. Debemos aprovechar esta oportunidad.

STEFANIA GIANNINI, ROBERT JENKINS & JAIME SAAVEDRA





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