Con la Ley General de Educación (2003) y el Proyecto Educativo Nacional al 2021 (2007) se marcaron líneas de políticas importantes. Es así que nuestro país no carece de rumbo, pero sí de un sólido acuerdo político y social que dé continuidad a dicha visión y respalde una gestión educativa descentralizada, ética y eficiente al servicio de todos los ciudadanos del país.
Cerca de cumplir 200 años de república, ¿qué banderas debemos levantar en educación?
-Una educación para la ciudadanía. La apuesta por una educación integral, humanista y ciudadana no es solo tema de áreas o de proyectos. Requiere que el Currículo de la Educación Básica -tan trajinado políticamente- entre a la vida de la escuela con sus siete enfoques: derechos, interculturalidad, inclusión, sostenibilidad, bien común, excelencia y género, expresándose en actitudes y acciones. Necesitamos "escuelas ciudadanas", donde los estudiantes participen, colaboren, debatan, encuentren soluciones a problemas públicos y sean actores del cambio. Donde se respeten las diferencias, se conviva democráticamente y se rechace todo tipo de violencia. Si nos acercamos a esa imagen, estaremos avanzando en la implementación del nuevo Currículo.
En 2019 se capacitó a 3,000 especialistas y a más de 136,000 directivos y docentes, y se inició una estrategia integral para fortalecer la convivencia y prevenir y atender los casos de violencia escolar. Esta es una de las banderas más desafiantes porque supone cambios de paradigmas muy profundos en todos los actores educativos.
-Una nueva secundaria para que nadie se quede atrás. Los adolescentes se están yendo de la secundaria por embarazo adolescente, necesidades económicas o porque simplemente no le encuentran utilidad. Se necesita de una nueva secundaria centrada en las características, sueños y oportunidades de los adolescentes y sus contextos.
En 2019 se reforzaron los modelos de secundaria con Jornada Escolar Completa (JEC) y certificación técnica. Para zonas rurales y dispersas se destinó 130 millones para mejorar las condiciones básicas a 30 colegios que cuentan con residencias estudiantiles.
Los servicios que buscan generar inclusión y equidad requieren de un modelo de gestión y recursos suficientes que permitan atender de manera planificada y con eficiencia y pertinencia la trayectoria educativa de estos adolescentes.
-Formación de nuevos maestros. Para avanzar en las reformas necesitamos de maestros expertos, motivados e involucrados. Por ello, se han actualizado los programas de estudios para la formación de maestros, poniendo especial atención a los programas de educación bilingüe en vista de la necesidad de maestros en nuestros pueblos originarios. Los principios y lineamientos que orientan los planes de estudios de los institutos deberían ser tomados en cuenta por la SUNEDU cuando licencie las carreras de educación en las universidades.
Ser profesor debe ser una carrera que goce de prestigio social y para ello, junto a la formación, es importante el salario.
-Hacer frente a la informalidad y al aseguramiento de condiciones básicas en los colegios. Un hito importante es haber regulado y fortalecido el rol rector del Minedu para garantizar condiciones básicas de calidad en los colegios privados, que se puedan cerrar "colegios bamba" y que en adelante no se creen colegios sin supervisión. Hay que esperar la reglamentación y que el Congreso respalde esta medida.
Un desafío mayor, ante el cierre inminente de colegios informales, es ampliar oferta pública y asegurar que los colegios públicos también cumplan con las mismas condiciones de calidad.
-Fortalecimiento de la educación superior. Se encuentra en fase final de diseño la Política de Educación Superior, que busca articular, mejorar y modernizar la educación superior técnica y universitaria. Se mejoró el modelo de licenciamiento de institutos tecnológicos y pedagógicos, con una inversión de más de 100 millones de soles que están ligados al cumplimiento de indicadores de desempeño.
Sería conveniente realizar las modificaciones normativas para que la SUNEDU se haga cargo del licenciamiento en la educación superior.
La educación es un derecho que tiene la fuerza de transformar la vida de la gente. Tenemos que hacer más esfuerzos para que los peruanos y peruanas -especialmente aquellos cuyos sueños son arrebatados por la pobreza- gocen de una educación que desarrolle al máximo su potencial, les permita alcanzar sus proyectos de vida, ejercer una ciudadanía plena y logren aportar al desarrollo de sus familias y de nuestro país.
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