Los cambios tecnológicos, la revolución de la información, la comunicación y la investigación impactan en todas las esferas del conocimiento, la producción y la sociedad del mundo.
Una de las áreas de rápida evolución es la de los patrones económicos. La riqueza de un país ya no se mide por la cantidad de materias primas o industrias manufactureras. Cada vez más, las naciones ricas son las que impulsan el conocimiento como un factor clave del crecimiento.
De acuerdo con el Banco Mundial, una economía del conocimiento es aquella en la que el saber es un activo más importante que los bienes de capital y mano de obra, y en la cual la ciencia se usa en las actividades económicas y sociales a niveles muy altos.
Para enfrentar esta nueva realidad, la ministra de Educación, Flor Pablo, señaló que es necesario hacer un "punto de quiebre" para tener una nueva generación de profesores, a la que llamó "maestros del bicentenario", con docentes que dominen la tecnología de vanguardia que se requiere en la sociedad del conocimiento.
Uno de los pilares de la economía de conocimiento es la base educativa. Los trabajadores deben estar calificados y educados, capaces de actualizar y adaptar sus habilidades para crear y utilizar el conocimiento en forma eficiente en todos los niveles educativos: básico, secundaria y superior.
Junto con el conocimiento, también se requiere que la innovación esté fundamentada en el aprendizaje, en cuanto se relaciona con la acción transformadora del mundo.
La conformación de una sociedad de conocimiento y la innovación no se consigue en forma espontánea, sino mediante políticas específicas. Por eso, el Ministerio de Educación (Minedu) ejecuta una reforma educativa que nos coloque en la vanguardia de los constantes cambios de la sociedad del conocimiento. Entre las medidas tomadas se encuentran el licenciamiento de las universidades e institutos tecnológicos, la carrera magisterial con base en la meritocracia, las mejoras remunerativas de los docentes y el apoyo a la investigación en las universidades nacionales.
El reto es grande en nuestro país para tener adecuadas instalaciones que faciliten la capacitación en las nuevas tecnologías de la comunicación e información (TIC), tanto de los docentes como de los alumnos. Se calcula que la brecha de la infraestructura educativa en el Perú llega a 113,000 millones de soles.
Por tal motivo, el Minedu promueve el mecanismo de Obras por Impuestos para 33 proyectos que abarcan módulos educativos, mejora de residencias estudiantiles y centros rurales de atención en el país.
La ministra Pablo también reveló que su sector se dedica a la búsqueda de profesores con buenas prácticas docentes para premiarlos y financiar sus experiencias, con el propósito de que las apliquen en zonas diferentes a su lugar de origen.
Al acercarse nuestro bicentenario, necesitamos cambios profundos en nuestro sistema educativo para adecuarlos a la nueva era de la sociedad del conocimiento.
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