Martín Benavides Abanto, es Superintendente de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria - SUNEDU. Sociólogo por la Pontificia Universidad Ca-tólica del Perú [PUCP], realizó una maestría en Letras en Política y Teoría Educacional en la Universidad Estatal de Pennsylvania, en la que también obtuvo su PhD en Socio-logía: Benavides dice estar conforme con el avance en la evaluación de las universidades.
- A un año de ocupar el cargo, ¿cuánto se ha avanzado en el licenciamiento de universidades?
En Sunedu hemos pasado el 50% de avance. Tenemos la meta de terminar las evaluaciones en diciembre del 2019.
- ¿En esa fecha se sabrá la oferta real que tendrá el país?
Así es. Creemos que estamos organizados para que esto (el proceso de licenciamiento) termine en la fecha indicada. Ya hemos otorgado el licenciamiento a 70 universidades y lo hemos denegado a otras siete. Estamos avanzando a un ritmo importante que nos va a permitir acabar con dicha meta este año.
- Pero actualmente falta decidir la situación de la mitad de las universidades...
Sí, casi la mitad. Ahora, es bueno señalar que estas universidades no empezaron sus procesos de evaluación este año ni el año anterior: muchas ya vienen de hace tres años... por ejemplo, hay algunas que están terminando la fase 1 (revisión documentaria), otras que están en plan de adecuación o en verificación presencial y algunas que ya están en fase resolutiva dentro del consejo directivo de la Sunedu (...) En este proceso hemos solicitado a las universidades que desistan de programas (carreras) que no cumplían con las condiciones básicas de calidad porque les iban a impedir el licenciamiento. Estamos hablando de 1.000 programas. Hoy el sistema está más adecuado a la formalidad.
- En estos meses se ha visto un avance enorme en la cifra de universidades públicas. ¿Cuál es la explicación?
Sí, proporcionalmente ha tenido un ritmo más intenso que el de las privadas. En primer lugar, en el sistema universitario peruano, las universidades públicas siempre han sido de una calidad respetable, claro, algunas con más calidad que otras. Sin embargo, todos sabemos que hubo un deterioro de la universidad pública por temas de presupuesto, desorden en la gestión, corrupción y malos rectores. Por eso, durante los primeros años del licenciamiento, éstas han tenido que hacer un enorme esfuerzo para tratar de ordenarse. Una vez eso, y tras una adecuada articulación con la Sunedu y el Minedu, muchas han logrado el licenciamiento. Este ultimo mes, por ejemplo, pudimos licenciar a tres universidades públicas, una de ellas la UNSAAC (Universidad Nacional San Antonio de Abad del Cusco), que ha sido cuna de prestigiosos intelectuales, donde se forjó el indigenismo y que hoy produce investigación importante. Lo que quiero decir es que no era una mala universidad sino que tenía un desorden en la gestión. No obstante, aún quedan casos complejos
- ¿Por ejemplo, la Villarreal, La Cantuta, la del Callao?
Estas universidades tuvieron que presentar un plan de adecuación. Ya culminaron con ello y la Sunedu está evaluando si han cumplido con las observaciones que reportamos.
- ¿Entiendo que ellas y las demás están en su último chance porque ya no se puede extender más el plan de adecuación?
Cuando entramos en el 2018, una de las primeras cosas que buscamos resolver fue el proceso administrativo mismo porque la intención fue, en un inicio, tratar de ayudar a las universidades para que mejoren su oferta de calidad. Esto luego debió ser reordenado para que, luego de varias oportunidades- no abusen de ese procedimiento (plan de adecuación).
- Vayamos con las universidades privadas, ¿qué pasa con ellas? Se ha estancado la cifra, ¿ya se llegó al límite?
Ciertamente ha habido una mayor heterogeneidad entre ellas. Ya se ha licenciado a un grupo y queda otro que está haciendo esfuerzos para adecuarse a las exigencias de la Sunedu. En las privadas hay una diferencia de calidad tan grande y es por eso es que ya hemos denegado el licenciamiento a siete societarias (con fines de lucro).
- Pero la ciudadanía siente que no hay novedades cuando observa la lista de licenciadas, ya que ve a las que ya se sabe que son de calidad. Entonces se pregunta: ¿qué pasa con las denominadas 'chicha' o con aquellas vinculadas a políticos?
Nosotros hemos iniciado el proceso sin ningún prejuicio. El hecho de que las universidades, que por otro indicador (el público) son vistas como de calidad y hayan sido licenciadas por la Sunedu, está diciendo que nuestra metodología de evaluación es confiable. Lo segundo, que hemos denegado a siete privadas...
- Pero vamos, superintendente, son aquellas con poco alumnado y que son poco conocidas... Por ejemplo, ¿qué pasa con Alas Peruanas que tiene filiales en todo el país?
Esas universidades son más complejas al ser grandes. La UAP está en su proceso de evaluación. Tiene un plan de adecuación aprobado y tiene un máximo de seis meses para culminarlo. Alas Peruanas ya ha cerrado 40 establecimientos y reitero que ahora está en medio de la evaluación y luego veremos si lograron levantar las observaciones. De haberlo hecho seguirá su proceso, sino será denegada su autorización.
- ¿Cómo va la Garcilaso?
Se le ha requerido su plan de adecuación, ya lo presentó, y se está evaluando en la Sunedu.
- ¿La Vallejo?
Ya pasó su verificación presencial y se está evaluando su expediente, está en la etapa final.
- ¿Y la Telesup? Si se da cuenta, le pregunto por universidades con vínculos con políticos...
Se le pidió su plan de adecuación y se está evaluando ello. Lo que sí quería decir es que nosotros hemos actuado siempre con un Congreso en contra y hemos demostrado nuestra independencia ante cualquier poder político o empresarial.
¿Siente presión para reducir estos filtros de calidad?
Lo que puedo decir es que en todo este periodo no hemos tenido un Congreso muy afín a la Sunedu. Somos una institución que respeta la autonomía de las universidades y que es autónoma del poder político.
- ¿La Ley Universitaria debe tener modificaciones, como recomiendan políticos y empresarios?
Las leyes se vinculan con circunstancias. Si estas -que se valoran en su momento- cambian, algunos elementos de la ley pueden cambiar. Y hay que hacer una reflexión desapasionada y desinteresada que tenga el objetivo de mejorar la calidad de las universidades peruanas. Y si como resultado de ello se identifican algunos elementos de mejora, hay que hacerlo. Pero, ahora, no estamos en esa reflexión.
Vuelvo al inicio para cerrar la entrevista. Si a fines de año se sabrá la cifra real de las universidades de calidad que seguirán funcionando, en el 2020 los jóvenes que salieron del colegio serán los que prueben esta reforma...
Será una generación que podrá escoger con tranquilidad cualquier universidad sabiendo que cumplen con las condiciones básicas de calidad.
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