Para tener un desarrollo sostenible debemos, como país, trabajar para dar las mejores oportunidades a nuestra niñez y adolescencia, de manera que puedan desplegar todo su potencial y propiciar la optimización de las condiciones de vida de su comunidad y su nación: Felizmente, en el Perú aún contamos con el llamado bono demográfico, por el cual la juventud continúa siendo mayoría en el conjunto de la sociedad, con lo cual el recambio generacional está garantizado, y no necesitaremos "importar" trabajadores para seguir creciendo.
La introducción viene a propósito del informe anual que acaba de presentar en el Congreso el presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, sobre los avances en el Plan Nacional de Acción por la Infancia y la Adolescencia 2012-2021.
Del Solar ha señalado que hay avances significativos en este terreno, lo que demuestra que el país va en la dirección correcta, y que la estrategia gubernamental debe mejorar para imprimir velocidad a los objetivos.
A propósito del Día del Niño, celebrado en abril pasado, la representante en el Perú del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Ana de Mendoza, señala que si bien existen desafíos pendientes para cerrar la brecha de equidad, saluda los esfuerzos del país para garantizar a la niñez y adolescencia el ejercicio pleno de sus derechos.
Destacó especialmente el acceso casi universal al documento de identidad, la reducción de la mortalidad neonatal y materna, el incremento del acceso a la escuela en los tres niveles de educación escolar y la prohibición por ley del castigo físico y humillante.
Efectivamente, el informe hace un recuento de los avances registrados en el 2018, como la disminución de la desnutrición crónica infantil, que de 12.9% en el 2017 pasó a 12.2% en el 2018, o los 1.8 puntos porcentuales en que aumentó el número de niñas y niños menores de 36 meses que recibieron vacunas básicas completas para su edad.
En materia educativa, se destaca que la conclusión en el nivel secundario, entre los grupos de 17 a 18 años a escala nacional, tuvo un incremento de 3 puntos porcentuales en el 2018, comparado con el año previo.
En lo que respecta a la erradicación del trabajo infantil, el porcentaje de niñas, niños y adolescentes que trabajó por debajo de la edad mínima fue 17%, una disminución de 5.2 puntos porcentuales respecto al 2012, una cifra que continúa siendo alta para la región.
Igual de importante es la protección que brinda el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp) a 17,221 niñas, niños y adolescentes sin cuidados parentales o en riesgo de perderlos.
A ello debe sumarse el presupuesto de 33,689 millones de soles, fijado en el 2018, para atender a la niñez y adolescencia, lo que significó un incremento de 1,000 millones respecto al 2017, y que afianzará, estamos seguros, la estrategia para asegurar los resultados al 2021.
Si bien hay temas pendientes, como la disminución de la anemia en la niñez, que afecta al 43% en los menores de 3 años, o el 14% de embarazo adolescente, el Gobierno ha dado muestras palpables de su compromiso con la protección y promoción de este sector social, como una política de Estado estratégica para nuestro futuro.
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