Mónica Gómez busca despertar el amor científico entre las niñas: "La ciencia no nos da problemas, nos pone retos y tenemos que caminar sin miedo, luchar por nuestros sueños. No es fácil, requiere esfuerzo. Muchas veces tendrán que levantarse porque las oportunidades entre hombres y mujeres son muy diferentes. Por eso les digo, caminemos sin miedo".
Así arengaba Mónica Gómez León a las niñas que la escuchaban atentas durante el conversatorio "Hablemos de ciencia frente al mar", organizado por el Concytec. La iniciativa, que fomenta la incursión de más niñas en la ciencia, ofreció a 42 de ellas, venidas de diversos lugares de Lima, la oportunidad de conversar directamente con científicas especialistas en biología, química e ingeniería pesquera.
Egresada de la Facultad de Química de la UNI, con una maestría en Ciencias de los Materiales y un doctorado en física, por la universidad de Uppsala (Suecia), Mónica sabía muy bien de qué les hablaba: De un campo apasionante, pero largamente gobernado por varones.
"En el mundo científico hay un lenguaje masculino, que no siempre es explícito, pero que todas conocemos", comentó con algo de resignación, mientras las menores andaban distraídas llenando un pupiletras sobre la charla que habían recibido.
Con un panel solar en la mano, no más grande que un cuaderno, preguntó a las pequeñas, entre 12 y 14 años, cuál podría ser el material que lo compone.
"Silicio, el segundo elemento más abundante de la Tierra. ¿Y dónde se encuentra? En la arena sobre la que están sentadas. Obtenemos el óxido de silicio después de varios procesos para utilizarlos en los paneles solares". Su entusiasmo para explicar lo que tenía entre manos despertaba mucha curiosidad entre las niñas que la rodeaban.
Entre bromas, le comenté que, de haber recibido una charla similar en mi infancia, podrían haber sido otros mis intereses profesionales. Sonrío, como lo hizo también, ante el mismo comentario, Zully Puyen Guerra, bióloga con maestría y doctorado en Microbiología, quien ahora se desempeña como Jefa de Laboratorio de Referencia Nacional de Tuberculosis del Instituto Nacional de Salud (INS). Ella tenía otro grupo de menores a su cargo.
Con una amplia sonrisa, esta nueva experta se enfocó de lleno en el método de investigación. "Cuando hablamos de ciencias siempre tiene que partirse de un marco teórico, de lo que se está haciendo y lo que no se está haciendo sobre el tema. Ante lo que no se está haciendo, nos preguntamos ¿qué voy a hacer para dar con la respuesta de lo que no se hace?."
Trabajar en ciencia no es fácil, pero es bueno, comentó a sus niñas, quienes sonreían de manera cómplice frente a la historia de su vida, llena de vicisitudes para llegar a cumplir sus objetivos profesionales .
"Por lo general, siempre han sido hombres los que se han dedicado a la ciencia. Pero eso está cambiando. Detrás de cada mujer que se dedica a la ciencia hay un hombre que la apoya. Mi esposo es la muestra. Tengo un niño de 6 años y una niña de seis meses. No es fácil, pero se puede."
Comentó que desde niña siempre le gustó ser independiente. Sus abuelos tuvieron una panadería y su madre, un restaurante. Y pensó seguir una carrera que le ayude a producir cosas. Tenía claro que lo suyo eran las ciencias y específicamente la microbiología "porque podría hacer cerveza, yogur, jabones, de todo".
Estudió en la Universidad de Trujillo y trabaja ahora mismo en cinco proyectos con fondo externo. Dijo sentirse encantada con la idea de promover la ciencia entre las mujeres y sobre niñas, porque aún se requiere enfrentar "obstáculos culturales frente al tema".
"Mientras más mujeres seamos, más fuerza vamos a tener y esos obstáculos ya no existirán en breve. Hay que seguir desarrollando cosas, dándole a nuestro país lo que necesita para que sea un país de bien", afirmó, antes de volver a la carga. Ya frente a las menores les recordó que los estudios los define uno mismo, nunca los padres, por más que se les quiera muchísimo.
No hay carreras para mujeres
Para el jefe de misión adjunto y cónsul general de la Embajada de Reino Unido en Perú, Colin Gray, "no existen carreras para hombres y mujeres. Lo que hay son oportunidades y es nuestro trabajo asegurar que cada niño y niña pueda alcanzar su potencial".
Comentó que en la embajada tienen varios programas orientados a mejorar el empoderamiento de las mujeres y disminuir los estereotipos que pueden ser dañinos para las niñas en los temas de las ciencias.
"Estamos comprometidos con apoyar esta causa en el largo plazo", agregó.
Por su parte, Joanna Alfaro Shigueto, bióloga marina con un doctorado en Filosofía, felicitó la iniciativa del Concytec porque es una edad ideal para plantearse lo que uno podría estudiar al terminar la escuela.
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