¿Debe ser la escuela un espacio para la delación premiada de alumnos? (León Trahtemberg)



¿Debe ser la escuela un espacio para la delación premiada de alumnos? (León Trahtemberg)

Recientemente escuché de un incidente escolar en el que unos jóvenes utilizaban las redes sociales para molestarse unos a otros, (no en una dinámica de acoso), cosa de lo que se entera una profesora que logra ver un pantallazo en el que aparece el nombre de una de las alumnas. Decidida a "darles una lección" la profesora convoca a la alumna para que delate a sus compañeros de modo que se pueda tomar acción sobre todas ellas. La aludida se niega a delatar y dar los nombres que le pidieron y la amenazan con desaprobarla en conducta y registrar el incidente como falta grave en su file personal.

Me pregunto ¿debe ser parte de los valores de una institución educativa convertir la delación y traición en el modo de encarar los conflictos? ¿Tiene sentido plantearle a una alumna que escoja entre salvarse y enlodar a otros? ¿Tiene sentido presionar a una alumna para que haga algo cuyo costo será desprestigiarse como traidora y perder a sus amigas en una edad en la que la vida entre amigas tiene un rol tan importante para la vida entre adolescentes?

¿Por qué en lugar de crear contextos de pierde -pierde (haga lo que haga pierde), no se crean contextos de gana-gana en el que todos ganen a partir de una experiencia bien pensada? ¿Debe apelar una institución "educativa" a la figura de la "delación premiada" creada para delincuentes y mafiosos?

Deja mucho que pensar. Me hizo recordar el fascinante discurso de Al Pacino en "Perfume de Mujer" que alude a una situación similar.






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