Justificadamente, preocupa, indigna y merece sanción drástica el feminicidio. A la par me pregunto ¿por qué no hay similar preocupación e indignación por el infanticidio que ocurre cotidianamente en las escuelas, bajo la forma del escolaricidio?
Se trata de esa sistemática violación de la mente y el alma de los niños, que acuden a la escuela para llenarse de frustración, estrés, temor al fracaso y a los profesores, y encasillamiento de sus mentes que amputan sus mentes y debilitan su vida emocional, lo que dejará huellas de frustración y sentimientos de incompetencia para toda la vida. ¿Por qué no se combate agresivamente esta tendencia a convertir a nuestros alumnos en inválidos mentales e indefensos emocionales?
El Minedu evalúa sistemáticamente a los alumnos que asisten a la escuela e informa que son mayoritariamente incompetentes en las áreas medidas (Matemáticas, Comunicación, Ciencias, CC.SS. Ciudadanía). Los niños de todos los niveles socioeconómicos que vienen de hogares disfuncionales -tendencia creciente en el tiempo- en lugar de encontrar en la escuela un espacio de acogida, calma, protección, seguridad, encuentran en ella un espacio de segunda disfuncionalidad e incomunicación que les reitera sus frustraciones.
Las universidades que toman exámenes de ingreso a egresados de secundaria así como los catedráticos de los primeros ciclos universitarios se quejan que los egresados de secundaria no saben pensar y son parte de una manada con el síndrome del "menor esfuerzo para aprobar". Los empleadores se quejan de que los profesionales que egresan de institutos y universidades peruanos no califican para los trabajos que demandan mayores niveles de creatividad, capacidad innovadora, autonomía, autoaprendizaje, originalidad, trabajo en equipo, empatía, habilidades sociales, etc.
¿Quién pone freno a este desastre nacional que se inicia en la infancia?
El rol principal del Minedu no es evitar huelgas. Su rol principal es marcar un norte para el conjunto del sistema educativo, de modo que sus usuarios tengan experiencias estimulantes de disfrute, éxito y crecimiento personal, y la sociedad en su conjunto se beneficie con egresados competentes, seguros, emprendedores, que sean ciudadanos con vocación por el bienestar común. ¿No debería estar esto en la cabeza de nuestras prioridades para dejar de ser una sociedad de sobrevivientes del escolaricidio para convertirnos en un gran espacio de creación de bienestar?
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