Muchos padres no saben cómo actuar cuando sus hijos están enojados y desconocen que el enfado es una emoción primaria que tiene carácter innato en el ser humano, y por eso podemos percibirla hasta en bebés.
Según el APA (American Psychological Association), los niños expresan el enfado de forma habitual. La demostración de esta emoción se evidencia de forma diferente, de acuerdo a la edad.
En ese sentido ¿qué podemos hacer para calmar a un niño enojado?, ¿cómo debemos manejar estas situaciones? La Rosenda Ccala, psicóloga del Programa Aprendamos Juntos, afirma que el enfado de los niños no es malo y que la clave está en ayudarlos a manejar esta emoción para que no sea una constante en su vida.
A continuación, la especialista nos brinda consejos para lidiar con estas situaciones:
- Deje que el niño exteriorice su enojo: no se moleste si la primera reacción del niño es descargar su enfado, él necesita sacar ese sentimiento negativo que en realidad lo asusta. Ante una situación amenazante su reacción natural es la defensa.
- Recuerde que no importa la reacción, sino la respuesta que le inculcamos para enfrentar el enfado.
- Ayúdele a encontrar soluciones: cuando el niño pase la etapa de euforia, ayúdelo a encontrar formas para mantener la calma, como por ejemplo inhalar y exhalar profundo durante 60 segundos y avisar a un adulto. Anímelo para que la próxima vez aplique estos métodos ante sus reacciones.
- Desarrolle sus habilidades lingüísticas: es básico fomentar el desarrollo de estas habilidades en el niño, porque le permitirán expresar sus emociones verbalmente. Ello lo ayudará a lograr su regulación. Recuerde que cuanto más pequeño es el niño, tiene menos habilidades lingüísticas pero mayores reacciones.
- Reconozca el esfuerzo del niño: para los niños es muy difícil controlar sus emociones, especialmente el enojo. Si notamos un esfuerzo por mantener el control en sus reacciones, felicítelo por ello y motívelo a seguir practicando esta actitud.
- Aprenda de estas situaciones: tome estas circunstancias como una oportunidad para ofrecerle al niño herramientas para enfrentar futuras frustraciones, comprendiendo lo que le sucede con serenidad y cariño.
- Enseñe con el ejemplo: cabe resaltar que ante estas situaciones, no se debe responder con enfado. Focalice su atención en su hijo y siempre busque su bienestar, bríndele el apoyo necesario para ayudarle a manejar de la mejor manera sus emociones.
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