Conoce algunos mitos sobre el consumo de pescado: Su carne es saludable, nutritiva y fácil de digerir, afirma nutricionista de programa "A comer pescado".
El pescado es uno de los alimentos cárnicos más saludables y nutritivos, pues contiene proteínas, calcio, vitaminas, hierro y omega 3, que lo hacen un alimento necesario para cada etapa de la vida, por lo que es necesario que se derriben algunos mitos respecto a su consumo.
Al respecto la nutricionista del Programa Nacional "A Comer Pescado" del Ministerio de la Producción, D'Janira Paucar, hizo las siguientes precisiones:
- Comer pescado después de una operación causa infección: Falso. El pescado de calidad y en buen estado, por su aporte en proteínas, contribuye en la cicatrización de heridas y ayuda en la regeneración de tejidos corporales.
- No se debe comer pescado de noche porque cae pesado: Falso. Por su bajo contenido en colágeno, es una carne de rápida digestión en comparación con otras, como el pollo, la res y el cerdo.
- El pescado de carne blanca es mejor que la de carne oscura: Falso. Los pescados denominados azules, como el bonito, el jurel, la caballa y la anchoveta, al ser ricos en grasa omega 3 generan diversos beneficios en la salud como reducir el colesterol malo y contribuir a proteger el corazón.
- El caldo de pescado es una preparación nutritiva: Falso. La mayor concentración de nutrientes del pescado (proteínas vitaminas, minerales y omega 3) se encuentra en su carne, mientras que el caldo de pescado solo contiene vitaminas y en cantidades mínimas.
- Los bebés no pueden comer pescado: Falso. Se puede introducir el pescado de carne blanca en la alimentación complementaria desde los seis meses de edad, siempre que no exista ninguna restricción médica.
- El pescado debe venderse sin hielo al igual que la carne de pollo y res: Falso. Según la norma sanitaria para las actividades pesqueras y acuícolas, el pescado fresco se debe comercializar siempre rodeado de hielo para mantenerlo a una temperatura cercana a los 0 °C. De lo contrario se corre el riesgo de comprar un producto en proceso de descomposición.
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