En el tomo VII, paginas 241 y 242, de la Documentación del Archivo del General José de San Martín, dado a conocimiento público en l910 en Buenos Aires, Argentina, aparece la carta original del 20 de octubre de l820, por la cual el Jefe del Ayuntamiento de la ciudad de Ica y Alcalde del primer voto, don Juan José Salas, con el rango de Coronel del Ejercito Libertador, informa de dos hechos trascendentales que testimonian claramente que ICA, fue la primera ciudad del Perú, que proclamó y juró independencia del sistema virreinal español.
Este importante acontecimiento quedó reconocido oficialmente en l97l, por la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, que fijó el 21 de octubre de 1820, como la fecha en que los iqueños declararon su independencia. Prueba de ello son: la placa de bronce colocada en el frontis del Palacio Municipal Provincial, de la valiente ciudad de ICA, y la destacable referencia en las paginas 371 y 372 de la obra histórica "Antología de la Independencia del Perú", editada en l972 por la mencionada Comisión Nacional, conforme al Decreto ley 17815 del Gobierno presidido por el general Juan Velasco Alvarado.
Sin embargo, de la lectura de esa valiosa comunicación de Juan José Salas, del 20 de Octubre de l820, dirigida al general José de San Martín, se desprenden puntuales informaciones que respetuosamente creo necesario detallar en bien de nuestra historia y por lo cual ruego me permitáis leer brevemente:
Primero, cuando dice: "Teniendo a la vista la muy apreciable carta de V. E. de l7 del corriente, diré en su contestación que ya está jurada la independencia con mucha solemnidad y satisfacción del pueblo, como oficialmente se ha comunicado a esa superioridad y consta de acta celebrada al intento, que aunque sólo se circunscribe a la corporación municipal se extendió efectivamente a la corta porción del pueblo que en aquel acto se pudo congregar, porque la emigración de vecinos no permitió más por entonces.
Aquí encontramos aspectos que merecen un especial análisis. Como sabemos, al partir de Pisco el 04 de octubre de l820, la división expedicionaria patriota, con más de l,200 hombres y comandada por el coronel Antonio Alvarez de Arenales, para tomar la ciudad de Ica, las tropas realistas con un efectivo de 800 hombres y al mando del coronel Quimper, abandonaron la ciudad probablemente al atardecer del mismo día. Al parecer, es en esta circunstancia que las principales familias iqueñas y de castizo ancestro español, abandonaron la ciudad al quedar esta desguarnecida.
Al respecto, según las anotaciones del alcalde Juan José de Salas, y considerando que las tropas patriotas de Arenales ingresaron a la ciudad de Ica el día 06 de octubre, es muy posible que la jura de la independencia, y netamente realizada por criollos iqueños, se llevó a cabo el 05 de octubre de l820 y, es más, comunicada en forma oficial al general San Martín. Si bien no ha sido hallado a la fecha ese documento, ni el acta edil a que se hace mención, no cabe duda que el hecho se realizó, pero al no tener la resonancia psicológica que buscaba San Martín, este ordenó se repitiera, según su carta del l7 de octubre.
Segundo, cuando Salas inicia el segundo párrafo de su carta que envía al general San Martín, explica que, "No se trata en la acta del pueblo, porque como V. E. ordenó que la jura se generalizase en los términos prevenidos, ha sido forzoso dar lugar a que el vecindario se reintegre y que el señor coronel Arenales tenga ocasión y desahogo para intervenir en la función".
Es evidente que dentro de la concepción integral de San Martín, para dar mayor realce y fuerza a las acciones que buscaban la independencia general del Perú, se requería que las juras de la independencia, tuvieran la presencia y todo el respaldo de la mayoritaria opinión de la población, así como otros aspectos resonantes y que coadyuvasen a la estrategia prevista. En este sentido, por ejemplo, el grueso de las tropas realistas todavía estaba sin ser derrotado, y permanecía escalonado, desde el sur de la ciudad de Ica, hasta Nasca.
Tercero, y de especial referencia, es la precisión de Salas, "Todo está ya resuelto y acordado a propósito y no se ha verificado hoy porque a nuestro coronel le fue indispensable diferirlo para el día de mañana, en que sin duda se hará del modo indicado, y luego se dará cuenta a V. E. con testimonio de esta nueva acta.
De estos datos podemos concluir, que el municipio iqueño luego de la total derrota realista, en la hacienda San Juan y pueblo de Nasca, el día l6 de octubre, y en Acarí el día siguiente, acordó declarar su independencia para el día 20 de octubre, y conforme a nueva acta que fuera suscrita especialmente. Es bueno mencionar que la carta - orden del general San Martín del día l7 y considerando las distancias entre Pisco e Ica, así como que la única movilidad disponible era a caballo, pudo haber llegado a poder de Salas, al día siguiente, el l8 de octubre, por lo cual, es todo un mérito, que en dos días se organizase y ejecute la declaración de la independencia iqueña, lo que demuestra la total unión e identidad patriótica que vinculaba a todos los iqueños.
Sin embargo, la ceremonia de la proclamación y jura, se llevó a cabo, recién el día 21 de octubre de 1820. Ella se ejecutó el mismo día de la partida de la división militar del coronel Alvarez de Arenales, hacia la sierra. Es seguro, que ante la próxima, larga y recia campaña hacia la sierra central del Perú, la ceremonia previa de la independencia, sirvió de gran incentivo a todas las tropas patriotas. Coincidentemente, en aquel brillante día 21 de octubre, San Martín hacía flamear la primera bandera nacional, en Pisco. Cabe recordar que el diseño del proyecto de la bandera fue realizado por el joven tripulante inglés de 26 años, Charles Chaworthy Wood Taylos, natural de Liverpool y de quien, valgan verdades, nos hemos olvidado.
Pero también, la emotiva ceremonia tuvo otros fines, sobre todo bélicos, pues el propio pueblo iqueño se convirtió en una gran base militar de apoyo integral al avance del ejército patriota. En este sentido ya se había creado en la misma ciudad de Ica, el Escuadrón de Caballería "Auxiliares Patriotas de Ica" que, incorporado a la división de Alvarez de Arenales, partió también hacia los Andes Centrales del Perú.
Este escuadrón de caballería tiene el mérito de ser la primera unidad militar peruana, que se organizó en nuestro país. Es de importancia histórica para el honor del pueblo de Ica, ya que tal unidad, es más antigua que la siempre reconocida "Legión Peruana de la Guardia", la que se formó en la ciudad de Lima recién en 1821.
La organización humana del escuadrón viene a ser también el primer eslabón nacionalista de la integración peruana. En su personal conformado en más del 95% por iqueños, había entre criollos y mestizos, cuatro oficiales, seis sargentos, doce cabos y doce carabineros. La tropa quedó constituida por 96 jinetes negros voluntarios, todos los cuales y en conjunto fueron rápidamente armados con 250 mosquetes y uniformados con la colaboración de las familias iqueñas, las que facilitaron además 350 caballos. La comandancia del escuadrón recayó en el sargento mayor rioplatense Felix Aldao.
El bautizo de fuego de este decidido y valiente contingente iqueño por la independencia del Perú, se produjo el día 26 de noviembre de l820, en la sierra central y cerca de Huancayo, donde vencieron a una tropa realista.
San Martín, por Orden General del 20 de febrero de l821, creó la Primera División Peruana, recibiendo el mando el coronel Agustín Gamarra, posteriormente Presidente de la República. Dentro de esta gran unidad quedó incorporado el mencionado escuadrón iqueño, reconociéndose su fuerza y valor. Si bien permaneció con sus mismos jefes y organización humana, le fue cambiado el nombre por "Escuadrón de Granaderos a Caballo del Perú".
El título de este nombre, también es sumamente honorable. En aquella época ser llamado "granadero" significaba, aparte de ser un jinete de mucha habilidad y buen porte militar, el tener que marchar delante de toda las tropas en busca del enemigo.
Este honor dado a los primeros soldados iqueños, tomó mayor resonancia cuando en junio de l822 y por orden del propio general San Martín, el escuadrón pasó a ser parte del célebre Regimiento del Río de la Plata, el llamado "Granaderos a Caballo de los Andes", luchando en l824 con arrojo, fe y corazón, en las bravas batallas de Junín y Ayacucho, las que consolidaron la independencia del Perú y de toda América española.
Finalmente, la noble y heroica actitud de los jinetes de este intrépido escuadrón, y demostrado con creces en la cruenta jornada de la emancipación, era consecuencia de la larga y constante participación del hombre iqueño por los ideales de libertad, igualdad y fraternidad.
Dicha participación histórica en la gesta libertaria está testimoniado en un conjunto de hechos sucesivos que así lo atestiguan y que creo no debemos olvidar, pues en ellos los iqueños entregaron su sangre, vida y todo lo que tenían.
Por ello, en esta excelente oportunidad cívico-patriótica, y haciendo Historia Patria, me permito traer a colación a más de l80 años, acciones de gran importancia estratégica y táctica, que debemos siempre tener muy presente, tales como:
La acción psicológica pisqueña para que desertara en l8l6, el destacamento realista "Dragones de la Unión".
Las amplias y exactas informaciones levantadas por iqueños anónimos para que en l818 fueran enviadas por Riva Agüero a "INACO", seudónimo que utilizó San Martín para planear y dirigir el arribo de la expedición libertadora a nuestra la peruana.
La participación del pueblo de Pisco en el ataque de Lord Cochrane del 07 de noviembre de l8l9, contra la poderosa guarnición militar realista que protegía el puerto.
La actividad masónica, que permitió las condiciones ideales para el desembarco patriota, desde antes del 8 de septiembre de l820, así como la deserción del Regimiento de Caballería de Milicias Realistas de Chincha, cuyos 700 jinetes, en su mayoría negros, pasaron a reforzar los batallones No 7 y 8 del Río de la Plata, y el No 4 de Chile, la incorporación en el ejército libertador, de gran cantidad de criollos iqueños, y la presentación del cacique de Chincha con más de 700 indígenas, que pidieron ser dados de alta en la infantería patriota.
El gran apoyo humano y logístico dado por todos los pueblos de Ica cuando comenzó el desembarco de las primeras tropas patriotas, teniendo en cuenta que se tuvo que alimentar y proteger por cerca de treinta días a 5,000 soldados, 2,000 marinos, y más de l,500 caballos.
Y finalmente, el excelente triunfo militar patriota, dentro del mismo pueblo de Nasca, y la eliminación de los remanentes realistas en Acarí, que permitió total libertad de acción a San Martín, al sur de Lima y hacia la sierra central del Perú.
Estimados amigos: Creo franca y fervientemente que la oportunidad es ideal para rendir homenaje a las mujeres y hombres, jóvenes, adultos y viejos, blancos, negros, mestizos e indios iqueños, que desde estas cálidas tierras y cumpliendo con el anhelado e inmortal mensaje de los grandes del Tawantinsuyo, supieron darnos con su supremo esfuerzo una patria libre y soberana.
• Crnel (r) Ricardo Vázquez Salinas
Historiador e investigador de asuntos nacionales. Presidente del Instituto de Estudios Históricos JORGE BASADRE GROHMAN de la Gran Logia del Perú.
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