Levin se enfrentó a una situación intrigante en su red de escuelas: a pesar de que los estudiantes habían obtenido calificaciones sobresalientes para ingresar a la universidad, solo un tercio de ellos lograba graduarse en los cuatro años posteriores a su ingreso.
¿Qué estaba pasando?
La respuesta fue reveladora: las fortalezas de carácter desempeñaban un papel crítico en el éxito de los estudiantes para completar sus estudios universitarios. Elementos como la perseverancia, el optimismo y la inteligencia social resultaron ser determinantes. Esto me lleva a destacar el trabajo de los psicólogos positivos Christopher Peterson y Martin Seligman, autores del libro "Character Strengths and Virtues cuestionario", quienes identificaron 24 fortalezas de carácter comunes que pueden ser cultivadas en el entorno escolar a través de diversas actividades y estrategias pedagógicas.
El mensaje fundamental aquí es que, si bien la educación a menudo se enfoca en logros académicos, no debemos subestimar la importancia de cultivar el carácter de nuestros estudiantes. La inteligencia es valiosa, sin duda, pero las fortalezas del carácter emergen como predictores aún más sólidos del éxito en la universidad y en la vida en general. Por lo tanto, es fundamental que las escuelas adopten un enfoque integral que combine la adquisición de conocimientos académicos con el desarrollo de estas fortalezas de carácter. De esta manera, no solo estaremos formando individuos exitosos, sino también personas felices y capaces de afrontar los desafíos de la vida con confianza y resiliencia. La educación no solo se trata de lo que sabes, sino de quién eres y quién te conviertes en el proceso.
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